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Prólogo

Actualizado: 21 sept 2021

Soy Said García Solís. Soy michoacano y estoy rondando los 40 años (no hace falta ser específico). Soy el séptimo de una familia de siete hijos. Fui el niño consentido de la casa, pero no por mucho tiempo. Cuando tenía dos años nació mi primer sobrino y fue así que me “bajaron de la burra”; así se dice cuando dejas de ser el más pequeño y ya no eres el niño especial al que todos quieren agarrarle los cachetes.




Desde que tengo memoria soñaba con salir en la televisión. Tenía ganas de ser visto. Quería ser escuchado, quería ganarme la atención de todos. Mi primera participación en un programa fue a los nueve años. Me enamoré de la cámara, de los aplausos, de las risas y de la adrenalina de hablar para mucha gente. En mi familia me dijeron que los que salían en la tele no se parecían a mí. Así entendí que el color de piel importa.





Fui un adolescente inquieto. En mi tiempo libre trabajé en salones de fiestas para niños, en McDonalds y en cuanta oportunidad se me presentara para ganarme un espacio propio. Tuve la intuición temprana de que nadie me iba a regalar un sitio.


A los 19 años me fui a la ciudad de Guadalajara a estudiar comunicación. Mi plan A era estudiar actuación, pero siempre hay que tener un plan B. Allí se me abrió el mundo. A los pocos meses tuve mi primer novio. En mis primeras vacaciones lo llevé a casa. Mi gordito –así le decía a mi papá– lo recibió cariñosamente, hasta le enseñó fotos. A mi china, mi madre, le costó un poco más entenderlo.


Empecé a trabajar en medios de comunicación al poco tiempo de llegar a Guadalajara. El periodismo me atrapó y yo acepté ese camino. Un día mi primer jefe me dijo: “A mí lo que haces en la cama me vale madres, pero no tienes que demostrárselo a todo el mundo”. Aquello fue una advertencia. El precio que tenía que pagar para crecer profesionalmente era muy alto. Si quería tener éxito tenía que moderarme, esconderme, no ser yo.


En cuanto terminé la universidad me fui a Inglaterra a estudiar inglés. Allá trabajé en una cafetería y con el dinero que ganaba me pagué unos cursos de actuación. Aquella aventura terminó después de dos años, cuando regresé a México con el corazón roto. Mi pareja me puso el cuerno. A todos nos ha pasado ¿o no?



Volver a mi país no fue fácil. Volver al periodismo tampoco. El oficio está muy precarizado y los políticos se aprovechan de eso. Conocí en Tepic la peor cara de la profesión. Pensé en escaparme nuevamente. Fui aceptado en un doctorado en España y cuando ya tenía las maletas hechas me llamaron para trabajar en el programa de espectáculos La Oreja.


Trabajando en el mundo de la farándula siempre sentí que estaba actuando. Algunos días la hacía de detective, algunos otros jugaba a ser chistoso. Ser gay en el medio del espectáculo no está mal si exageras, si das risa, si eres descarado y criticón. Interpreté por varios años ese personaje. Ya dije que quería ser visto, quería ser aceptado.


Así llegué a Tv Azteca, donde pude manejar mi propia agenda. Allí me encontré un día sí y el otro también con la descalificación. “¿Por qué ese prieto está conduciendo?”, decían algunos compañeros que veían con recelo que yo tuviera la oportunidad de salir a cuadro. Escuché y leí muchas veces insultos porque mi aspecto no cumplía con los estándares de la televisión.


Llegué a Estados Unidos en el año 2012. Me encontré con varios países dentro de un mismo territorio. Solamente en Los Ángeles, ciudad donde vivo y trabajo, viven casi 5 millones de mexicanos. La comunidad latina en Estados Unidos es admirable. Tener el valor de sobreponerse al desarraigo es siempre algo digno de reconocimiento. No por ello hay que ocultar las cosas malas debajo del sillón. El fantasma del macho mexicano se asoma en las tradiciones que acá se añoran.


Hay heridas que cualquier soplo puede abrir. Las mías son tres adjetivos: PRIETO, GORDO Y MARICÓN, tres palabras con las que han tratado muchas veces de lastimarme, tres palabras que hoy he decidido apropiarme para contar mi historia y para escuchar la tuya.




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29 Comments


snoopyblanca
Apr 27, 2022

Que bella historia said de inspiracion y perseverancia . Felicidades 🎉🎊😃👼felicidades por tus logros . Que Diosito te cuide y bendiga siempre. siempre te escucho cuando voy a mi trabajo me hacen olvidar mis problemas por un instante . Un fuerte abrazo para don Cheto , Giselle y a chino los quiero muchísimo aunque no los conozco en persona pero los quiero mucho . Blanca Ventura 😃👼☀️🥰🎊🎉🌺🌻

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Blanca Serrano
Blanca Serrano
Sep 29, 2021

Said eres único me encanta escuchar todos los dis con el viejillo bofon de don cheto

l verda eres formidable exelente persona y si hay mucho clasismo en pleno siglo 21 no debemos clasificar ya sea por nuestro color,raza o preferencias todos somos diferentes de una manera u otra te amo said

tu fan y amiga de ♥️ Blanca caldera 💐♥️

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saryvalles21
Sep 27, 2021

Amo tu manera de narrar

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beremurguia
Sep 26, 2021

I love you said

great job baby

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franklinlove481
Sep 25, 2021

Que bueno que compartas tu historia con el público que te apoya yo los escuché por primera vez en una detención de ice en Texas dónde viví preso un año desde que escuche su programa me quedé enamorado ustedes me hacían salir de ese maldito lugar la verdad me daban ánimos para salir adelante les agradezco de todo corazón pero lo más importante es que salí estoy en usa y los sigo escuchando ahora vivo en florida y los escucho por Youtube todos los días que voy a trabajar muchas bendiciones en tus proyectos se les quiere de todo corazón


Att: franklin

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